martes, septiembre 08, 2009

Oler la mañana.


He estado en algunos lugares de este mundo, he despertado a la mañana en todos ellos.

¿Por qué cuando me asomo al aire fresco de las 09:00 es siempre el mismo olor el que acude a mis curiosas narices?.


En América, Europa o Asia, oler el olor áspero del pan y la leña cortada en zonas rurales y el café y el dulzor de las calles empapadas por el rocio en zonas urbanas. Es importante pensar que la humanidad vive unida por el olor que desprende la salida del sol, el olor peculiar que une razas, tradiciones y pensamientos... que cosa más rara... rara pero cierta. Por las mañanas, momento importante para mí en el día ya que marca el resto de la jornada, siempre me asomo a la ventana. Aunque sean 2 minutos, a ver si hace sol, si la venta de en frente ya abrió, si el borracho de turno sigue en el bar de la esquina desde la noche anterior... y entonces ese batumen impacta en mi cara. De lleno. El rayo del sol acariciándome la mejilla y el aire fresquísimo que me hace volar sobre océanos y continentes.
El Flash Back a la niñez añorada, la ida al colegio con los calcetines por la rodilla, el paraguas en la mano y la legaña en el ojo. Siempre, siempre el mismo olor que me hace saludar a los que ya han muerto porque los siento todavía conmigo, me hace dar la mano a la maestra de segundo de primaria, me hace correr por la playa en agosto y ver las montañas frente a la ventana de mi actual casa. El olor, para mí, que engloba la vida, la mañana que da la buena nueva al recién llegado día, la posibilidad de disfrutar una vez más de esta aventura que es vivir.

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